A partir de una sencilla extracción de sangre, y por medio de un proceso de centrifugación de la misma, la sangre se separa en varias partes. Una de ellas es el llamado Tratamiento Regenerativo, que seleccionamos para infiltrar en la piel de la zona que queremos tratar. Este plasma rico en factores de crecimiento, (Se calcula que cada inyección de plasma de 2 ó 3 ml contiene 3.31 millones de plaquetas), producen fibroblastos y nuevos capilares sanguíneos, iniciando así un proceso regenerativo y reparador de la zona tratada. Así de manera natural y sencilla, nuestras propias células consiguen aumentar y estimular la producción de colágeno y elastina obteniendo una piel más sana, rejuvenecida, firme e hidratada.

Dependiendo del estado y las características de la piel del paciente, en ese momento, por norma general, el tratamiento completo constaría de 3 sesiones en total, a razón de una por mes. Al año sería conveniente hacer una sesión de mantenimiento. No sentirás dolor.

Aunque los resultados empiezan a apreciarse en los primeros días, la piel luce su mejor aspecto entre los 20/30 días después del tratamiento. La duración sería de un año aproximadamente, desde la última sesión.

Mejora la calidad de la piel, aportando luminosidad, turgencia y juventud a la piel.

El Tratamiento Regenerativo es un líquido obtenido de la sangre del propio paciente que está cargado de factores de crecimiento. El Tratamiento Regenerativo también se obtiene con la misma técnica, pero aplicando cambios controlados de temperatura, del que se obtiene un gel de diferente viscosidad, que se utilizará para infiltrarlo reponiendo los volúmenes en rostro y cuerpo, que con el paso de los años vamos perdiendo.

No sólo rellena sino que regenera la piel. Un 25% del gel de plasma se fija en el organismo de forma definitiva estimulando la producción de colágeno, elastina y Ácido Hialurónico, por lo que mejora la firmeza, tersura e hidratación de la piel.